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Avance urbano frente al Patrimonio Histórico Monumental

Publicado: 2013-01-21

En las últimas décadas el crecimiento demográfico y el incremento comercial en el Perú han condicionado, que la construcción y restauración de viviendas se centre en los centros históricos de las grandes ciudades, Lima, Arequipa, Cusco. La presión urbanística de las últimas décadas ha marcado una clara inflexión respecto al proceso mencionado. No se trata ya de construir sobre edificios anteriores como lo hicieran los españoles sobre el Coricancha por ejemplo; hoy el avance urbano pretende ocupar el espacio físico del patrimonio monumental, destruyéndolo, hasta en sus cimientos, al ser necesario no sólo el solar sino también su sub suelo para la construcción de los servicios inherentes a la arquitectura moderna, especialmente sótanos dedicados a actividades comerciales o lúdicas y especialmente, zonas de estacionamiento.

El avance urbano es una emprendedora actividad económica en lo que ha construcción se refiere, pero genera consecuentemente el conflicto continuo entre dos necesidades: la salvaguarda del patrimonio, constituido por los vestigios de nuestro pasado histórico monumental y la necesidad social de construir viviendas adecuadas a las necesidades actuales en el espacio físico que ocupan estos vestigios.

En muchas ocasiones, las decisiones políticas, vecinales, la opinión de los historiadores y arqueólogos o los intereses de los promotores urbanísticos resultan imposibles de conjugar. Un par de meses atrás, en Lima, durante el avance urbanístico de lo que sería uno de los centros urbanos más grandes de la capital se encontraron restos arqueológicos, que gracias a la oportuna participación de los vecinos se evitó se construya sobre ellos, sin embargo han sido los propios vecinos quienes con su peculio han restaurado el legado histórico, ante el desinterés de las autoridades, caminando de la mano con el avance urbanístico; otros lugares arqueológicos, monumentales del propio centro histórico de nuestra capital no tuvieron la misma suerte.

Arequipa no a sido ajena del avance urbano, construcciones monumentales de su centro histórico viven siendo demolidas o alteradas en su construcción original a vista y paciencia de nuestras autoridades sin importarles desde hace varios años la necesaria protección de un legado arquitectónico monumental declarado Patrimonio de la Humanidad, que cada vez cada es menos sostenible.

En muchos casos, la preservación in situ de casonas de primera magnitud, ubicadas en las calles Santa Catalina, San Francisco, Mercaderes, etc. ha sido imposible, pues estas han tenido que dar paso al avance comercial pintando y/o modificando sus fachadas como es el caso del Portal de Flores en nuestra propia Plaza de Armas; la destrucción interior de algunas casonas, que actualmente albergan centros comerciales artesanales semi informales ha sido inevitable ante la incapacidad de nuestras autoridades por evitarlo. En otros casos, se han derruido o se han puesto a la venta casonas aledañas al centro histórico, para dar paso a edificios modernos, centros comerciales informales o zonas de estacionamiento.

Es necesario realizar una planificación a gran escala que afecte a todas las posibles intervenciones urbanísticas, es decir construcciones modernas comerciales o habitacionales en el centro histórico de nuestras ciudades, para ello se necesita documentar, estudiar e investigar todos los elementos que constituyen nuestro pasado arquitectónico monumental ubicado en el centro histórico, no queremos decir con ello que siempre deba elegirse una opción proteccionista a ultranza; debemos asumir, que una vez destruidos, no es posible recuperarlos y aquellos que nos gobiernan deben ser conscientes de que su permanencia en el cargo es reducida en el tiempo, pero sus decisiones perduran, por ello, es necesario que estén dispuestos a asumir los costes sociales y también políticos de la necesaria preservación del patrimonio urbanístico, histórico, arqueológico, arquitectónico monumental, puesto que tan sólo somos depositarios de el como elementos conformadores de nuestro pasado y es necesario preservarlo y trasmitirlo, pues son el legado de nuestros antepasados, en definitiva, nos guste o no, son la expresión viva de nuestra historia, la de todos los peruanos.


Escrito por

Frente Chachani

Periodista independiente


Publicado en

Misti Digital

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